7:00 – 17/08/2021
La banca vuelve a limpiar su balance al calor del tirón del mercado hipotecario a pesar de la pandemia. Las entidades, a través de pequeños lotes y de ventas individuales, han recortado el volumen de inmuebles adjudicados (principalmente heredados de la pasada crisis financiera) en unos 1.170 millones en lo que llevamos de 2021. Este descenso es de casi un 5% sobre la cartera que tenían a cierre de 2020 y contrasta con la subida que experimentó en el mismo periodo del ejercicio anterior, del 0,3% como consecuencia de las entradas por insolvencias y las restricciones de movilidad entre marzo y junio.
Con este nuevo impulso de las desinversiones, los pisos y terrenos en manos de las principales entidades ha descendido de los 22.500 millones. En concreto, el valor bruto de los inmuebles bajo su propiedad es de 22.472 millones, de acuerdo con las cifras publicadas en sus informes semestrales, sin incluir Liberbank, que ha sido recientemente absorbida por Unicaja a través del proceso de fusión. Si se tuvieran en cuenta, el volumen rondaría los 25.000 millones.
El banco que más ladrillo posee es el Santander, que es el único de los grandes que no se desprendió en ejercicios anteriores de la mayor parte de los activos adjudicados por impagos, como sí realizaron BBVA, CaixaBank o el Sabadell, que colocaron de golpe a los fondos la inmensa mayoría en operaciones que fueron históricas. Sin bien, el grupo cántabro sí llevó a cabo la primera de estas transacciones con los inmuebles del Popular tras su adquisición.
De esta manera, el grupo que preside Ana Botín tiene en balance 7.754 millones, tras haber registrado una disminución del 2,3%, la más baja de sus mayores competidores en el territorio nacional. El Santander ha desaguado pisos y suelos por 183 millones.
Por contra, la entidad que más consiguió bajar los adjudicados en el primer semestre del año ha sido Bankinter, en un 9,5%. Su caso, además, es significativo, ya que apenas tiene en cartera inmuebles (133 millones), ya que fue uno de los grupos que sufrió menos cargas de ladrillo durante el periodo de 2009 y 2013.
El resto experimenta descensos que van desde el 4,5% hasta cerca del 7%. BBVA, por ejemplo, consiguió deshacerse de un 6,9% y mermar la cartera a 3.600 millones. Por su parte, CaixaBank (incluyendo Bankia) pudo disminuir los adjudicados en un 6,5%, hasta los 6.000 millones.
La absorción de Bankia ha incrementado, eso sí, su tenencia de propiedades en más de un 40%, ya que, según las últimas cifras de la extinta entidad, esta contaba con 2.500 millones de inmuebles.
Un efecto más relevante tendrá la integración de Liberbank en Unicaja. El banco andaluz dispone en la actualidad de cerca de 1.100 millones de pisos y terrenos, tras el retroceso del 4,5% del primer semestre. Esta cifra aumentará hasta los 3.600 millones, ya que la firma asturiana tenía una cartera de cerca de 2.500 millones, de acuerdo con los datos de cierre del pasado año. De hecho, Liberbank era la entidad con más ladrillo proporcionalmente a su tamaño.
Limpieza antes del alza de la mora
Con esta limpieza el sector llega a una nueva etapa, en la que se espera que la entrada de inmuebles crezca próximamente como consecuencia del repunte que experimentará la morosidad, y que el saldo total solo se podrá mermar a través de la puesta en venta de lotes de mayor tamaño que en la actualidad, tal y como se ha venido realizando en los últimos ejercicios.
Todos los expertos y los propios bancos consideran que los impagos registrarán un alza en los próximos meses, aunque las previsiones apuntan a que el crecimiento será menos intenso de lo pronosticado en un primer momento, cuando estalló la pandemia. La vacunación y las mejores expectativas económicas han permitido rebajar las estimaciones a una escalada del ratio de impagos por debajo del doble dígito. Se prevé que llegue al entorno del 7%-8%, frente al 4% actual. En un principio, se atisbaban ratios del 11% o 12%.
Gracias a las coberturas realizadas desde hace años los bancos pueden ir deshaciéndose de toda esta carga de ladrillo sin tener que asumir pérdidas adicionales e, incluso, conseguir plusvalías sobre las dotaciones, con el fin de mejorar eficiencias operativas y rentabilidad.
Lejos quedan los 100.000 millones de inmuebles que llegaron a atesorar los bancos en sus balances en la pasada crisis financiera, cuando el Gobierno se vio obligado a crear la Sareb, el vehículo que sirvió para que las entidades que fueron rescatadas trasvasaran sus pisos embargados y sus créditos al promotor. Desde entonces, todo este montante ha ido bajando. El gran descenso se produjo entre los años 2018 y 2019, cuando los principales bancos sellaron las grandes operaciones de venta del ladrillo con diferentes fondos.
En todos los casos ostentan aún una participación minoritaria en las compañías creadas con estos inversores, que quisieron apostar por este negocio al comprar los activos con grandes descuentos.
FUENTE: El Economista.