La banca se ha tomado un respiro en la espiral de abaratamiento del crédito denunciada desde dentro del mismo sector como una práctica a erradicar si se quiere frenar el destrozo de los márgenes.
En los meses de julio y agosto el precio de las hipotecas y de la financiación al consumo repuntaron ligeramente. El tipo de interés medio o TAE de la nueva concesión -incluye el cargo de comisiones asociadas a la operación- escaló del 2,32 al 2,37% en los préstamos para adquisición de vivienda y del 8,26 al 8,88% en la financiación al consumo, de acuerdo a las últimas estadísticas del Banco de España.
La volatilidad en contratación asociada al periodo estival aconseja esperar a ver si cristaliza en un quiebro de tendencia, aunque la simple tregua ha servido para recuperar los precios de arranque de año y después de que la competencia llegase a hundir la TAE del crédito al consumo al 7,97% en la primavera y en el 2,29% en hipotecas.
El sector se ha enzarzado en un pugna arriesgada: necesitan prestar para mejorar la insuficiente rentabilidad, pero la demanda de familias y empresas escasea y azuza en sí misma la rivalidad en precios. Compensar esta merma de ingresos incentiva aún más la batalla con el propósito de nivelar el margen perdido multiplicando el volumen y el número de operaciones.
En esta carrera la industria ha tenido a su favor la posibilidad de coger fondos en el Banco Central Europeo (BCE) a precios irrisorios, si bien la disminución de márgenes es de tal calibre que ha hecho saltar las alarmas.
Los primeros espadas de entidades como Bankia, Santander, BBVA, Sabadell o Caixabank llevan meses reclamando el armisticio para frenar el deterioro de la necesaria rentabilidad. Para zanjar la contienda, el Banco de España ha incluido penalizaciones a los créditos que se concedan a pérdidas en la normativa que actualiza la circular contable 4/2014 y que entra en vigor esta semana. Ahora bien, el hecho de que no fije umbrales orientativos sobre lo que considera deficitario ni prevea evaluar crédito a crédito hace pensar que su efecto será solo disuasorio.
El euríbor negativo sí ha servido, en contraste, un argumento que ayudará a contener el deterioro de márgenes. Casi la mitad de las nuevas hipotecas se firman con tipos de interés fijos, que garantizan a las entidades ingresos estables aunque el euribor continúe en negativo, como se teme, hasta 2018; y al cliente le interesa porque se asegura cuotas inamovibles con los precios más baratos ofertados nunca.
La pausa en la guerra de precios no ha prendido, sin embargo, en empresas y en agosto el crédito a autónomos, pymes y grandes empresas marcó nuevos mínimos históricos, con TAE del 3,24, 2,01 y 1,50%, respectivamente.
