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Las nuevas ayudas crean un ‘boom’ de la rehabilitación.

La ciudad acumula obras subvencionadas por el plan del IDAE de 2020 y el sector espera ir a más cuando se convoquen las de los fondos europeos.

Como si fueran gigantescas crisálidas urbanas, cada vez son más los edificios que en el centro de Gijón se envuelven en redes para someterse a una transformación estética y funcional. Durante un tiempo se esconden a la vista de los viandantes para, pasado un tiempo, reaparecer recubiertos de materiales más modernos y con mejor capacidad aislante, actualizando su imagen al tiempo que aumentan su resistencia al calor, al frío y a la humedad, reduciendo con ello el gasto en calefacción y aire acondicionado en las viviendas que albergan. No es nada nuevo en Gijón ni en Asturias, una región pionera a nivel nacional en actuaciones de rehabilitación energética. Pero sí una actividad que vuelve a vivir un ‘boom’ que el sector espera que vaya aún a más cuando se publique la esperada convocatoria de ayudas europeas gestionada por el Principado.

«Ahora mismo se está moviendo el doble de obra que en 2020. Y las expectativas de contratación son muy buenas, casi para duplicarla», apunta Susana García, gerente de García Rama, quien señala que las comunidades están demandando muchos nuevos proyectos, si bien antes de lanzarse a la contratación están a la espera de que se abra esa línea y de saber la cuantía que les correspondería. En cualquier caso, destaca que «hay mucho interés, porque la oportunidad es histórica». Y es que a las subvenciones públicas -las actuaciones actualmente en marcha responden a ayudas de un plan que puso en marcha en 2020 el Ministerio para la Transición Ecológica a través del IDAE- se suman las deducciones fiscales, de hasta 15.000 euros. «Estas subvenciones son muy positivas para todos: los propietarios actualizan sus bloques, la ciudad mejora su parque edificatorio y la seguridad, y hay un tejido empresarial que, al darle continuidad, crea empleo fijo y especialización». about:blank

Andrés Velasco, de Esfer, señala que «si no fuera por las ayudas, muchas comunidades no se decidiría a hacer estas rehabilitaciones, que tienen un coste elevado pero suponen una mejora muy interesante para los edificios». Y coincide en señalar que «hay muchas expectativas puestas en los fondos europeos, con comunidades pendientes del reparto de esos 15 millones para decidir si hacen la obra».

A todo esto se suman las obras de rehabilitación de barrios degradados, que también han recibido ayudas europeas. Las de Inuesa ya están en marcha, algo que no ocurre en Contrueces, donde crece el malestar vecinal por un retraso que el Ayuntamiento justifica en que hubo que licitar nuevamente la dirección de obra.

FUENTE: El Comercio.

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