ARTÍCULO

Más de cinco millones de personas se declaran incapaces de mantener sus casas a temperatura adecuada

Desplazar las horas pico de consumo, bajar las persianas por la noche o subirlas por el día en invierno o bajar la potencia contratada, consejosSólo el 1% de los hogares dispone de excelencia energéticaEl 99% de las viviendas españolas sufre pérdidas de calor innecesarias.
JUANJO BUENOMadrid@jjbamo
17/10/2016 16:50

Desde hace años, la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) realiza trabajos de campo en distintos países para observar el comportamiento de los hogares en situación de pobreza energética, una problemática que provoca que en España más de cinco millones de personas se declaren incapaces de mantener sus viviendas a una temperatura adecuada, una realidad que cabe recordar hoy más que nunca, 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza Energética. Ahora, estas estrategias y pautas han sido puestas en práctica en nuestro país, concretamente en Azuqueca de Henares (Guadalajara) ya que, según los estudios de esta esta organización, Castilla-La Mancha es una de las comunidades más vulnerables. Además, su cercanía a Madrid y la existencia de un comportamiento climático muy similar al de la capital, determinaron la ubicación final de esta experiencia piloto. Desarrollado desde octubre de 2015, el proyecto Punto de Información al consumidor vulnerable (PICv). Una herramienta imprescindible para prevenir y erradicar la pobreza energética ha tratado de corregir una de las barreras encontradas por la ACA desde la realización del primer estudio sobre este problema, en el año 2012: la inexistencia de una encuesta específica para observar su incidencia en los hogares. Es por ello que cerca de 100 hogares del barrio azucense de la Estación y otros bloques aledaños han sido objeto de esta entrevista que, de forma pionera, realizada puerta a puerta, ha permitido incorporar preguntas y recopilar información específicamente diseñada para observar la incidencia de la pobreza energética en cierto ámbito geográfico, siendo escalable a la escala de municipio, comunidad autónoma o país. Las cifras hablan por sí solas: uno de cada tres hogares encuestados (32%) afirmó ser incapaz de calentar sus hogares en invierno, mientras que el 27% declaró tener presencia de goteras, humedades o podredumbre en sus viviendas. Además, el 8% de los hogares manifestó no tener ningún tipo de sistema de calefacción.Y aunque el 23% de los hogares que respondieron respecto a sus ingresos y gastos en energía, destinaban más del 10% de sus ingresos para pagar las facturas de la energía, el 12% afirmó haber tenido dos o más retrasos en el pago de las facturas de agua, luz o gas en los últimos 12 meses debido a dificultades económicas. Este porcentaje supera la media del país en el año 2014 que recogía el último informe de la ACA (11%). Monitorización de viviendasEl estudio incluye la monitorización de cinco viviendas (dos en régimen de propiedad y tres en alquiler con el objetivo de encontrar la máxima diversidad posible de soluciones) y el análisis de sus facturas de energía domésticas para conocer el tipo de contrato escogido, la potencia contratada y otros aspectos susceptibles de optimización.Del resultado de la monitorización y el seguimiento de los consumos energéticos de las viviendas, la ACA ha detectado que ninguno de los hogares disponía de un contrato ajustado a lo que eran los patrones de consumo registrados. «En todos los casos había margen de mejora, por ejemplo en relación a la potencia contratada que, por lo general, era superior a la necesaria, asumiendo costes fijos más elevados con independencia del consumo realizado», señala David Gimaré, coordinador de este proyecto. Además, según este estudio, los ocupantes de las viviendas monitorizadas desconocían por completo los equipos y aparatos que generaban un mayor consumo de energía. «Por ejemplo», cuenta Gimaré, «algunas viviendas, que no encendían la calefacción, mantenían contratos con discriminación horaria, pensados en su momento para el uso de acumuladores de tarifa nocturna, acumuladores que tenían desenchufados. Esta situación provocaba que estuvieran realizando el 70% de su consumo en las horas pico en lugar de en las horas valle, y que por tanto estuvieran incrementando su factura simplemente por una gestión inadecuada de su tarifa».Este proyecto, realizado en colaboración con la Obra Social La Caixa, también ha profundizado en el conocimiento de los edificios y viviendas realizando microauditorías en el interior de los mismos y analizando información sobre el exterior de los bloques cedida por el Ayuntamiento de Azuqueca de Henares. «Para contrastar los datos, se realizaron termografías infrarrojas en el exterior e interior de las viviendas que permitieron mostrar a sus ocupantes las zonas con mayores pérdidas de energía y las deficiencias del edificio», explica José Luis López, coordinador de proyectos de la ACA. En esta experiencia piloto se ha contado con cinco tipos de edificaciones, cada una con unas características específicas. Así, en la caracterización inicial de la zona que originó la definición del ámbito geográfico del proyecto se escogieron aquellos inmuebles que a priori podrían tener diferentes condiciones de aislamiento. «Pese a que el parque edificatorio es relativamente antiguo e ineficiente y a que la fachada en algunos casos estaba bastante deteriorada, un análisis más exhaustivo de las viviendas con cámara termográfica reveló que en algunas de ellas el aislamiento se mantenía bien conservado», sostiene Gimaré . «No obstante», continúa, «otras características de la vivienda como la altura, orientación o la existencia de vecinos en las paredes adyacentes con capacidad de mantener un sistema de calefacción propio, marcaban claras diferencias entre el confort de unos hogares y otros, lo que ponía de manifiesto que a pesar de conservar el aislamiento, los hogares estaban siendo incapaces de mantener unas condiciones adecuadas».Aunque es complicado determinar los costes que suponen para el hogar la vulnerabilidad energética, estos se resumen en la falta de aislamiento del edificio y en aspectos como la ineficiencia de los aparatos y electrodomésticos presentes en el mismo. Con todo, las medidas que requieren una inversión cero tienen un retorno inmediato que siempre es mucho menor que aquellas actuaciones o soluciones integrales que requieren una importante inversión. En este conjunto de medidas se encontrarían, por ejemplo, los cambios de hábitos (desplazamiento de las horas pico de consumo, consejos como bajar las persianas por la noche o subirlas para aprovechar la radiación solar en invierno) o la optimización de los contratos o facturas (bajar la potencia de luz contratada), concluyen desde la ACA.

 

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