Reprochan a la Semana Negra no haber cumplido el acuerdo del pasado año sobre el descanso de los residentes cercanos a los antiguos astilleros
La delgada línea que separa la oferta de ocio nocturno y el descanso de los vecinos supone un quebradero de cabeza constante para las múltiples jornadas y actividades convocadas en Gijón durante el verano. Lo sabe bien la Semana Negra, que ya ha tenido que lidiar con varias quejas vecinales independientemente de su situación sobre el mapa. En esta edición, el problema ha vuelto a surgir, en esta ocasión por parte de la asociación de vecinos Pando, que denuncia la proliferación de pintadas en varios edificios aledaños al festival así como el exceso de ruido en la zona hasta el cierre del recinto. «Estoy trasladando al Ayuntamiento todas las incidencias que me comunican los vecinos. Sobre todo son relativas a la falta de descanso provocada por el ruido, a la aparición de pintadas y al destrozo de mobiliario público», resume Javier Palacios, presidente de la entidad vecinal.
Una de las principales críticas de Palacios alude al «incumplimiento» por parte del festival del acuerdo alcanzado el año pasado acerca de los niveles máximos de ruido y horarios tope. «Prometieron mitigar el barullo habitual y, por lo visto, esto ha caído en saco roto. Parece que cada uno hace su propia guerra para ver quién pone la música más alta sin ningún control. Muchos vecinos están durmiendo con tapones y algunos llegan muy cansado a su jornada laboral del día siguiente», subraya. Después de finalizar las actuaciones musicales y tras clausurar las carpas, asimismo, algunos de los asistentes continúan la fiesta en los aledaños de varios edificios de la calle de Mariano Pola. «Respecto a esto, ya se ha notificado a Emulsa la acumulación de basuras y las meadas en los soportales», añade Palacios.
Además, como ya ocurriera el año pasado, uno de los bolardos de la zona se desplazó de su emplazamiento original en horario nocturno. «Ha sido guardado en un almacén para evitar que alguien lo tire por una rampa como hace un año y cause daños en la puerta de un garaje», explica. Así, de cara a la conclusión del certamen, el presidente pide que los daños que se causen a los inmuebles no tengan que ser sufragados por los propios vecinos.
«Cada uno hace su guerra por ver quién pone la música más alta», critica PalaciosUn bolardo de la zona se desplazó de su emplazamiento original en horario nocturno
Escasez de agua para limpiar
Respecto a las nuevas medidas de limpieza impulsadas desde el Consistorio, Palacios cree que en estas últimas ediciones la situación ha mejorado, aunque «este año se está notando la ausencia de agua, algo que repercute en los baldeos que hacen habitualmente los servicios de limpieza».
Además, pide a los encargados de conectar la música en barracas y puestos que se ciñan al horario establecido por la organización. Según apunta, el horario oficial de apertura es a las 17 horas, pero algún vecino ya le ha transmitido su malestar porque la música comienza a reproducirse antes. «Desde las cuatro ya están martilleando con ella. La cosa no se adapta ni al principio ni al final del horario», sostiene.
FUENTE: El Comercio.