Los vecinos estrenan sede «con tres años de retraso». El primer supermercado del barrio abrirá el primer trimestre de 2018
Hace una década que las máquinas entraron en el área residencial de Nuevo Roces para dar forma a la mayor operación de vivienda protegida llevada a cabo en Gijón. En diciembre de 2006 se puso la primera piedra de forma simbólica, pero no fue hasta 2007 cuando empezaron los trabajos, de gran complejidad técnica, dado que se trataba de una zona carente de infraestructuras. Entonces, llegaron al otro lado de la ronda Sur las redes de abastecimiento y saneamiento, energía y telecomunicaciones.
Pero no sucedió lo mismo con los equipamientos y los servicios prometidos. De modo que los 4.476 vecinos del barrio, según los últimos datos del padrón municipal correspondientes al 1 de enero de este año, tienen que desplazarse a Contrueces para acudir al médico porque carecen de consultorio. No es la única traba con la que se encuentran. Tampoco cuentan con un centro escolar y los niños -numerosos en una zona poblada por una mayoría de familias jóvenes- «no pueden ir andando al colegio porque los más cercanos, el Nicanor Piñole y el Noega, están a dos kilómetros y hay que saltar la ronda», explica Miguel Bernardo, secretario de la asociación de vecinos de Nuevo Roces.
Precisamente, él fue el segundo residente en empadronarse en el barrio. Se mudó el 24 de junio de 2010, atraído por los precios ventajosos que ofrecían los promotores gracias a la fórmula de pisos con precio limitado, tanto Viviendas de Precio Concertado (VPC) como Viviendas de Protección Autonómica (VPA). De hecho, la inmensa mayoría de los edificios construidos en Nuevo Roces cuentan con esta ventaja. Solo dos edificios pertenecen a la categoría de vivienda libre. La Sociedad Mixta de Gestión y Promoción de Suelo (Sogepsa) planificó un espacio capaz de albergar 3.700 viviendas, de las cuales 3.033 (el 82%) serían de precio limitado. Pero diez años después de empezar las obras de acondicionamiento que darían lugar a un nuevo barrio, no se ha llegado a esa cifra. De hecho, 22 de las 66 parcelas delimitadas para acoger pisos siguen estando vacías. En cinco de ellos, pueden verse grúas desmontadas desde hace más de un lustro. Probablemente, los constructores decidieron paralizar las obras por problemas económicos o ante las graves dificultades por las que atravesaba el sector inmobiliario, con un elevado cupo de viviendas sin vender. Además, Sogepsa comercializa una parcela para uso comercial y terciario de 6.150 metros cuadrados y con una edificabilidad de 3.100 frente a la carretera Carbonera.
La crisis frenó la expansión de Nuevo Roces. Los vecinos, atentos a cada movimiento que se produce en la urbanización, calculan que solo se construyó el 65% de las 3.700 proyectadas. No obstante, ahora perciben un repunte de las ventas. Al menos dos firmas constructoras rematan sendos bloques en el barrio. Se trata de los edificios ‘Helios’, de Construcciones San Bernardo, y ‘Nuevo Roces’, de Hermanos Riestra. Asimismo, otras dos parcelas están en proceso de comercialización por parte de Citifidalgo y la Agencia Álvarez, con lo que se prevé que las obras comiencen próximamente.
Síntomas de recuperación
Además, quedan pisos sin vender en edificios cuya construcción finalizó en mitad de la recesión. «Nuevo Roces es una zona que estaba en pleno proceso de expansión cuando llegó la crisis y, aunque se ha seguido construyendo, no todos los pisos se han vendido; la prueba de las dificultades para adquirir créditos hipotecarios es que cierto número de viviendas llevan tres o cuatro años construidas y siguen vacías», señala Bartolomé Paños, director de la agencia inmobiliaria Remax Élite. Por suerte, ahora se perciben síntomas de recuperación «y parece que se vuelve a retomar la construcción; pero aquellos que quieren comprar ya tienen a su disposición viviendas nuevas construidas años atrás», añade. La situación económica imperante en Asturias y el resto del país desde 2007 mermó el desarrollo de Nuevo Roces, pero también supuso un salvavidas para algunos constructores. «Fue el sostén de la actividad en el ámbito de Gijón durante unos años muy duros, aunque luego llegó a detenerse la actividad, pero con un alto nivel de ejecución», asegura el responsable de la oficina de Gijón de la CAC-Asprocon, Eduardo López-Dóriga.
La asociación vecinal no tiene una visión tan positiva. «Se vendió muy bien un barrio con mucha fuerza. Pero nos dimos cuenta de que los políticos nos mienten. Hicieron un castillo de naipes y ahora miran para otro lado porque es una patata caliente. Cada vez que necesitas hablar de Nuevo Roces todo son buenas palabras, pero saben que no tienen recursos y nos dejan a nuestra suerte», lamenta Miguel Bernardo.
Falta de accesos
A la carencia de servicios y equipamientos se suma la falta de accesos. «Lo básico es conectar el barrio con el resto de la ciudad a través de un túnel», subraya el portavoz vecinal. El proyecto para construir una la glorieta en el cruce entre la carretera de Pola de Siero (AS-248) y el camín de Contrueces lleva meses en el aire. Respecto a la pasarela peatonal para el uso compartido por peatones y ciclistas, presupuestada en 600.000 euros con cargo a los presupuestos participativos para este año, no está ni en proyecto.
Lo que sí tienen ya, aunque mucho tiempo después de lo prometido por el Ayuntamiento, es la sede vecinal. «El miércoles nos entregaron las llaves, con un retraso de tres años», señala. Estos días, los residentes se afanan en limpiar y adecentar el local.
Por otro lado, en el primer trimestre de 2018, los vecinos de Nuevo Roces contarán con un equipamiento muy esperado: su primer supermercado. Fuentes de Alimerka confirmaron que esa es la fecha prevista para la apertura. En estos momentos, la empresa ultima la gestión de permisos y licencias para poder comenzar la construcción.
FUENTE: El Comercio.